ESTOCOLMO
La capital de Suecia, establecida sobre un archipiélago de islas en el frio mar del norte, es una de las ciudades más bonitas e interesantes de conocer de los países nórdicos. Es una ciudad amplia, con muchas cosas que visitar y hacer y con un ambiente que desborda sus calles en los días de verano.
Es una ciudad cara, eso no lo vamos a negar, pero merece mucho la pena visitarla. Sus contrastes la convierten en un lugar muy característico, donde se combinan edificios de estilo europeo, con las típicas casitas de colores suecas y donde los callejones empedrados del casco antiguo contrastan con las grandes avenidas que rodean el old town. Es una ciudad cómoda, bonita y fácil de recorrer, ya que se encuentra muy bien comunicada en metro, trenes y barcos para poder conectar las islas entre sí.
Como en todas las ciudades nórdicas, recomendamos visitarlas en verano, pues son totalmente diferentes al invierno, cuando todo se encuentra cerrado, las carreteras cortadas y el mar congelado. A nosotros particularmente nos encantó la ciudad y es un lugar perfecto para dedicarle un fin de semana largo o un puente (3 días), aunque si quieres visitar alguna de las islas más alejadas de Estocolmo, lo mismo debes dedicarle un día extra. Con todo esto, solo nos queda contaros cuales son aquellos rincones de la ciudad que no os podéis perder en vuestra visita a la capital sueca.
¿Qué hacer en Estocolmo?
-Gamla Stan: es el centro neurálgico e histórico de la ciudad. Para nosotros, la plaza más bonita de Estocolmo, donde podrás ver la típica imagen impresa en postales y recuerdos; las casas de colores. Tanto la propia plaza como sus calles adyacentes son de lo mejorcito de la ciudad, tanto por su ambiente, como por su calles empedradas llenas de tiendecitas, bares, librerías, etc… todas con un encanto especial. Te recomendamos perderte entre ellas y descubrir los mejores rincones del laberinto que forman entre ellas.
-Catedral de San Nicolás: es la iglesia más antigua de Estocolmo y en cuanto a las muestras de religión en esta ciudad, diríamos que es la más reseñable. Es bonita por fuera, pero sobre todo, por dentro, ya que contiene una serie de esculturas y pinturas de gran belleza.
-Palacio Real: es uno de los edificios más llamativos del centro de la ciudad tanto por su inmensidad, como por su belleza. Es residencia oficial de los reyes de Suecia, pero estos no viven aquí, sino en el Palacio de Drottningholm, a las afueras de la ciudad.
–Ayuntamiento de Estocolmo: situado en la isla de Kungsholmen. Por fuera es un edificio bastante feo, pero desde la torre de arriba se consigue una de las mejores panorámicas de la ciudad. Si tenéis la posibilidad de entrar a echar un vistazo, aprovechadla, nosotros no pudimos y hemos leído que por dentro es una maravilla.
-El Riksdag: es el parlamento de Suecia y el único edificio que se encuentra en la isla de Helgeandsholmen. Para llegar hasta aquí, cruza el puente de Norrbro, uno de los más bonitos de la ciudad.
-Plaza Sergel: es el punto de encuentro de la ciudad y por donde todo visitante pasa al menos una vez, pues aquí se encuentra la estación central de metro y trenes. Está rodeada de oficinas y de las calles más transitadas de la ciudad, llenas de comercios y restaurantes.
-Museos de Estocolmo: la capital de Suecia es una ciudad repleta de cultura y de museos interesantes para visitar. Entre los más destacados se encuentran el Vasa (un buque que naufragó en 1628), el Skansen (museo al aire libre sobre la civilización vikinga) el National Museum y el Nordiska (sobre la historia y cultura sueca). Desde conmochilaomaleta no podemos recomendaros ninguno, ya que no llegamos a visitarlos, pero los cuatro tienen que merecer mucho la pena.
-Probar la gastronomía Sueca: existen varios platos exquisitos para probar la gastronomía de la zona, sin embargo el máximo exponente son las albóndigas suecas, por lo que no te podrás ir de Estocolmo sin probarlas. Nosotros las probamos en el restaurante Meatballs for the People y nos encantaron.
Si quieres sentirte como un sueco por unos días, tampoco podrás dejar pasar la hora del “fika”. Un momento de pausa para relajarse y tomar un café/té con algo dulce. Esto se ha convertido en toda una tradición en el país y se puede comprobar fácilmente en lugares como Vete-Katten, una cafetería súper curiosa que has de visitar durante tu estancia en Estocolmo para darte cuenta de la fikamania sueca.
-Pasear por la isla de Djugarden: es una pequeña isla muy agradble donde se encuentran la mayoria de los museos y un parque perfecto para hacer deporte o simplemente pasear.
-Usar y visitar el metro: el metro es una de las visitas obligadas de la ciudad, tanto por su buen funcionamiento, como por la decoración de sus estaciones. Te dará la sensación de estar continuamente en un museo. Nos encantó la temática y sobre todo la amplitud de las estaciones, ¡un auténtico museo bajo tierra!
-Visitar el Palacio de Drottningholm: es una de las visitas más interesantes que hacer fuera del centro de la ciudad. Este palacio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y a parte de ser residencia real, es un museo en su interior. Se puede visitar todos los días de 10h a 16:30h de mayo a agosto; el resto de meses de 12h a 15:30h. Para llegar hasta el palacio de Drottningholm deberás coger el bus 301 o 302 y el precio es de 120SEK (alrededor de 11€)
A parte de su increíble decorado interior, no te puedes perder sus jardines, perfectos para dar una vuelta y respirar aire puro. Nosotros estuvimos paseando más de media hora y no llegamos a recorrerlo entero, ¡son gigantes!
–Coger los ferries gratuitos: Si, como leéis, en Estocolmo existe un servicio de ferries completamente gratuito, así que aprovechad y disfrutar del mar y de las islas que componen la ciudad.
-Visitar alguna isla del archipiélago: Como bien sabéis, Estocolmo está formado por muchísimas islas. Algunas de ellas lejanas del centro de la ciudad y la mayoría, fácilmente visitables en barco/ferry. Si te decides a visitar alguna isla lejana, es mejor que le dediques el día entero y hagas un picnic en la isla, típico plan sueco. Nosotros nos decantamos por visitar la lejana isla de Sandhamn, una isla tranquila y preciosa con sus típicas casas de colores suecas. Un auténtico acierto. Si quieres visitar Sandhamn has de coger un ferry que tarda alrededor de 2h en llegar. Nosotros lo cogimos a las 10 de la mañana y volvimos a las 17h, justo cuando empezaba a oscurecer.
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