NORTE DE ISLANDIA
El norte del país es Islandia en estado puro. La tierra de “hielo y fuego” no puede definirse mejor aquí, donde la tierra volcánica da paso a el agua y el hielo de los glaciares. Es la zona donde más frío pasamos, ya que el paisaje pasó a estar parcialmente nevado, pero lo disfrutamos como la que más. Aquí fue donde vimos ballenas en libertad o donde visitamos cascadas como Godafoss o Dettifoss.
la espectacular cascada de Dettifoss fue nuestra primera visita en el norte de Islandia. Esta cascada, una de las más impresionantes del país, es también la de mayor volumen de agua de Europa. Nosotros nos encontramos toda la zona nevada, aunque las carreteras estaban transitables y pudimos llegar sin problema sin un 4×4. Sin embargo, si como nosotros, estás viajando en invierno, el acceso a Dettifoss se encuentra cerrado a veces, por lo que antes de dirigirte a la cascada, te recomendamos que mires las últimas actualizaciones de las carreteras islandesas aquí.
Dettifoss tiene un par de miradores, uno a cada lado de la cascada y un camino que baja hasta su base. En invierno este camino se suele cerrar por la nieve y por lo tanto solo pudimos verla desde arriba. A 400m se encuentra su hermana menor, Selfoss, algo más pequeña. La senda desde el parking se hace en escasos 10 minutos a un ritmo normal. Nosotros no la vimos, pero con menos nieve y más horas de luz, nos habríamos acercado.
Tras ver Dettifoss, nos dirigimos a nuestra última parada del día, la zona del Mývatn. Esta zona alrededor del lago Mývatn tiene varios puntos para visitar. Entre ellos: la zona geotermal, el volcán kafla, Grjótagjá (famosa por ser la cueva donde se bañaron Jon Snow e Ygritte en la serie Juego de Tronos) y los baños termales de Mývatn, que no pudimos visitar por estar cerrados por mantenimiento. Una pena, ya que son de los mejor valorados de todo el país, llevado por los mismos de la Blue Lagoon y a mitad de precio.
Ya con la noche sobre el cielo, decidimos seguir hasta llegar a nuestro destino final, la segunda ciudad más grande de Islandia: Akureyri, donde pasamos la noche en el camping Hamrar por un precio de 1800ISK/persona (en torno a 12€). No estaba mal, pero tampoco es que nos gustase mucho, las zonas comunes son muy pequeñas. Si hay mucha gente, no sé como te podrás apañar para ducharte. Por cierto, para llegar a esta ciudad se puede ir por peaje o evitarlo. El desvío solo son 11 minutos más y, a no ser que vayas con prisa, tu bolsillo lo agradecerá, no merece nada la pena.
DESDE AKUREYRI A BLÖNDUÓSBÆR
El octavo día de nuestra ruta por Islandia🇮🇸 tocaba aprovecharlo a tope y madrugar un poquito, ya que nuestra primera parada del día se encontraba en el pequeño pueblo costero de Dalvík. Aquí habíamos reservado una excursión para ver ballenas. Estos mamíferos, son muy frecuentes en las costas islandesas en casi todas las estaciones y por lo tanto es uno de los atractivos del país. Existen varios lugares donde salen excursiones para avistar ballenas, incluido desde la capital, pero los más famosos se encuentran en la zona norte; concretamente en Dalvík, Akureyri y Húsavík.
Nosotros elegimos Dalvík porque desde allí salen los barcos de Arctic Adventures (la misma compañía con la que habíamos reservado el trekking por el glaciar) y te aseguran un 98-99% de probabilidades de avistarlas. El precio de esta excursión es de 68€ por persona y la recomendaríamos sin duda. Vimos más de 20 ejemplares de ballenas jorobadas, incluso alguna de ellas desde muy cerca del barco.
La excursión sale desde el puerto de Dalvík (en nuestro caso a las 9am) y navega por la bahía en busca de ballenas durante casi 3 horas. Nos pareció una excursión muy recomendable, no solo por las ballenas, sino por el paisaje (en su mayoría nevado) y el amanecer que vimos sobre el barco. La excursión incluye trajes de invierno para no pasar frío en la borda y un chocolate caliente con un bollo a la que el barco vuelve al puerto de Dalvík, que la verdad que no puede sentar mejor para entrar en calor.
Tras el subidón de ver ballenas en su hábitat natural (teníamos la espinita clavada de no haberlas podido ver durante nuestra aventura por Australia), cogimos la campervan para poner dirección de vuelta a Akureyri. La noche anterior habíamos dormido allí, pero no nos había dado tiempo a explorar la ciudad, por lo que era momento de ponerse manos a la obra.
CONSEJO: Si llegáis a Akureyri por carretera desde Mývatn, os daréis cuenta de que existen dos formas de llegar a la ciudad. Una de ellas más directa, mediante un túnel construido hace pocos años, pero de pago (1500ISK). La otra, mediante la carretera tradicional (carreteras 83 y 84) que da algo más de vuelta (10 minutos más), pero es gratuita. Desde aquí os recomendamos que uséis la carretera tradicional, aunque de más vuelta (sólo son 10 minutos más), te ahorras 10€, lo que consideramos un peaje bastante caro.
En Akureyri sacamos tres cosas en claro: la ciudad no tenía nada y se recorría en menos de 5 minutos, que la principal visita estaba a las afueras y era la tienda de navidad de jólahúsið (muy curiosa de visitar y donde siempre es Navidad) y que merecía la pena retroceder kilómetros para llegar a la cascada de Godafoss (la habíamos pasado el día anterior), así que tras comer algo rápido en la ciudad, volvimos a coger la camper para recorrer los 30 minutos que separan Akureyri de la cascada de Goðafoss.
La “Cascada de los dioses” o Goðafoss, es una de las más famosas de Islandia. Obtiene su místico nombre del momento en el que se decidió que el país sería cristiano. Esto se dictaminó cuando uno de los gobernantes del país (sobre el 1000dC), tomó la decisión tras varios días de meditación y arrojó a esta cascada todas las figuras de los dioses en los que creía el pueblo islandés (de ahí su nombre). Se encuentra a más o menos media hora de la ciudad de Akureyri si las carreteras lo permiten. En invierno puede ser que se corte su acceso, para ello conviene siempre mirar el estado de las carreteras en road.is. Cuando nosotros fuimos a Godafoss (en noviembre) las carreteras estaban en buen estado, pero había que ir con cuidado porque tenían algo de hielo.
Desde el párking de las cascada hay que andar 10 minutillos para llegar al mirador desde el que se divisa la cascada. Godafoss es otro de esos paisajes increíbles que se te quedan grabados, sobre todo en invierno, con la nieve cubriendo todo, a nosotros nos encantó. Eso sí, nos quedamos con la espinita de bajar por el camino que te lleva a la base de la cascada (cerrado en invierno).
La “Cascada de los dioses” fue el final de nuestro octavo día por Islandia, pero aún nos quedaba camino por delante. Queríamos adelantar para estar cerca de la península de Snæfellsnes, zona que visitaríamos al día siguiente. Tras unos cuantos kilómetros, dormimos en el campground del Hotel Huni, cerca de la localidad de Blönduósbær. Uno de los lugares más extraños y también de los mejores en los que dormimos durante nuestro viaje. Nos cobraron 3000ISK/persona (20€) por dormir en el aparcamiento del hotel con acceso libre al jacuzzi y la piscina exterior a 38 graditos. Este suplemento subió el precio, pero lo aprovechamos y acabamos el día de la mejor forma posible, con un baño caliente bajo la increíble luna llena que había ese día.
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